Nuestra personalidad es un sistema estructural según la teoría de la personalidad. El inventor de la psicología Sigmund Freud propuso que la personalidad se compone de 3 componentes, una explicación sigue a estas líneas. Al sentir dudas qué hacer en tu vida, envidia hacia la fortuna de otros, creer que los demás valgan más que tú o menos y miles de cositas que son el conflicto que existe dentro de nosotros.
El alter ego (latín para "otro yo", "doppelgänger") se concibe como un yo alternativo, que se cree que es distinto de la personalidad original normal o verdadera de una persona. Encontrar el alter ego de uno requerirá encontrar el otro yo, uno con una personalidad diferente. Los estados alterados del ego pueden ser referidos como alteraciones.
Según la teoría psicoanalítica, el ego coexiste con el ello (se dice que es la agencia de los impulsos primitivos) y el superego (considerado como el componente ético de la personalidad) como una de las tres agencias propuestas por Sigmund Freud en la descripción de la dinámica de la mente humana.
El superego se desarrolla durante los primeros cinco años de vida en respuesta al castigo y la aprobación de los padres. Este desarrollo ocurre como resultado de la internalización del niño de los estándares morales de sus padres, un proceso ayudado en gran medida por una tendencia a identificarse con los padres.
El juego entre el superego y el ego nos da nuestros problemas, nos juzgamos a nosotros mismos. La ansiedad y muchos otros problemas psicológicos crecen a partir de ahí. Todos nosotros los tenemos, así que todos estamos en conflicto con nosotros mismos.
Al principio, la persona rechaza la oferta por completo, pero después de un tiempo, se encuentra fantaseando con el sabor, la textura y el placer general de tener solo un pequeño bocado. No puede hacer daño tener solo una rebanada. No pasa mucho tiempo antes de que la persona ceda y coma más de unas pocas rebanadas de pastel, y la dieta se rompe. En este ejemplo, el ID (el principio del placer) ganó la batalla.
La teoría psicoanalítica sugiere que las personas usan mecanismos de defensa como la negación, la proyección, la regresión, la racionalización, la ira y la evitación para hacer frente a la ansiedad.
El vehículo central para el cambio es la concienciación. Cuanto más consciente seas del duro superego, más poder tendrás para cambiarlo. Hay prácticas que puede emplear en casa que a menudo son útiles. Mientras el superego como la brújula moral de la personalidad, mantiene un sentido del bien y del mal.
Dichos valores se aprenden inicialmente de los padres, despues llega la escuela y los amigos. Sin embargo, el superego continúa creciendo con el tiempo, permitiendo a los niños adoptar estándares morales de otras personas que admiran, como los maestros. Se desarrolla alrededor de la edad de 3 a 5 años. El superego es visto como el proveedor de recompensas (sentimientos de orgullo y satisfacción) y castigos (sentimientos de vergüenza y culpa) dependiendo de qué parte (el ego-trato o consciente) se activa.
Nuestro cerebro funciona en piloto automático creando hábitos para preservar la energía. Cualquier actividad de aprendizaje le cuesta a nuestro cerebro al menos un 25% más de energía que una tarea que puede hacer en piloto automático.Por ende te dices que no haga falta aprender, que es inutil intentar independizarte y un million de cosas más.
El conflicto ocurre cuando un principio de personalidad choca o compromete a otro. El ello es el impulso primitivo, el superego es la brújula moral, todo lo cual es mediado por el ego (que opera según el principio de la realidad).
Digamos que alguien está en una dieta estricta. Después de unas semanas de perder peso y cumplir con las reglas, se les ofrece una rebanada de pastel de chocolate en una fiesta. Hoy día estamos gobernado por un conjunto de ideales considerablemente más vocales de codicia y envidia.
La negación es uno de los principales mecanismos de afrontamiento utilizados por los adictos y abusadores de sustancias que con frecuencia niegan que tengan un problema de adicción.
Originalmente, Freud usó la palabra ego para referirse al sentido del yo, pero más tarde la expandió para incluir funciones psíquicas como el juicio, la tolerancia, la prueba de la realidad, el control, la planificación, la defensa, la síntesis de información, el funcionamiento intelectual y la memoria.
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