La vida cotidiana
Pero para algunos, los complejos se vuelven tan severos que interfieren con su vida cotidiana. Las inseguridades que causan complejos de inferioridad suelen dar lugar a temores. Y los miedos pueden tener un efecto paralizante. Esto puede llegar tan lejos que ya no nos atrevemos a probar algo nuevo, a decir lo que pensamos, a mostrar nuestros cuerpos o, en el peor de los casos, incluso a salir de casa.
Sigmund Freud
Según la investigación de Sigmund Freud, los afectados sufrieron una falta de amor y cuidado de los padres y un reconocimiento insuficiente de sus logros desde una edad temprana. Según Freud, los errores típicos de los padres, como la falta de lactancia materna, el poco tiempo para el niño y la falta de apoyo empático, son las causas de los complejos de inferioridad. Los afectados a menudo fueron criticados y rara vez elogiados como niños.